Otra vez he de cantar la luna.
Otra vez, a cielo abierto y agonía.
He de cantar sus azules en los patios,
los jazmines confidentes de sus brillos.
En mis sueños, la luna crece.
Es un fruto apetecible
en el árbol prohibido de la noche.
La cifra majestuosa.
Mis ojos en cenizas.
De: Iliana Rodríguez, Embosque, México, Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2013.

Escribe un comentario