Mi mamá, Magdalena Zuleta Bustamante, falleció antier 8 de mayo mientras dormía. Tenía 86 años. Fue una mujer muy inteligente, que tenía una gran habilidad para la aritmética. Su pasión era la lectura. Contaba que su papá, mi abuelo Manuel, le regaló en su infancia su primer libro, Las mil y una noches. Nunca dejó de leer. Todavía la semana pasada avanzaba en su última lectura, que quedó inconclusa: Un animal salvaje, de Joel Dicker. Tampoco pudo terminar la lectura de mi nuevo libro, Pigmentos para la melancolía.
Decía mi madre que hubiera querido estudiar para química. Yo creo que hubiera sido excelente. Las condiciones lo impidieron, pero, en cambio, fue secretaria en laboratorios productores de medicinas.
Mi mamá ayudaba a mi papá, Guillermo Rodriguez Camacho, a vender sus pinturas en el Jardín del Arte de Sullivan y en el de San Ángel. Traducía para los turistas compradores al inglés las explicaciones de mi papá.
También le gustaba a mi madre hacer collares con cristal cortado, como el que luce en la foto, o con chaquiras y otros materiales. Otro pasatiempo era el hacer adornos de Navidad en fieltro.
Fue una madre atenta a lo que se necesitaba. La recuerdo siempre con su medalla de la Virgen, a la que fue devota.

Descansa en paz, querida mamá. Que tu camino sea de luz.

Foto del álbum familiar.

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