Seré eterna como la estrella que no muere

[…] Los antiguos egipcios también usaron la TURQUESA para labrar escarabeos, los cuales representaban la vida eterna y la constante transformación. […]

Nadie sabe lo que Hatshepsut sintió
cuando terminaron de levantar sus obeliscos
en Karnak.
Un rostro para el tiempo quiso la hija de Amón.
Se travistió con nemes, ureus, cayado, flagelo,
barba falsa:
atributos de Faraón para una
que no se conformó con ser la reina.

Después de su muerte, Tutmosis III
mandó borrar su rostro
de esfinges, obeliscos, inscripciones, monumentos.
Pero las piedras mutiladas hablan.
El espíritu de Ra es justo.

(Un escarabeo de turquesa
protege el corazón de Hatshepsut.)

© 2013, Iliana Rodríguez.

(De: Iliana Rodríguez, Lapidario, México, Fósforo-Secretaría de Educación Pública-Instituto Nacional de Bellas Artes-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2013.)

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